Problemática
LA PROBLEMÁTICA
La humanidad atraviesa una crisis profunda que se ve agudizada en lo que va corrido del siglo XXI. La causa posible se halla en la acelerada concentración de la riqueza en unos pocos países y en unas pocas familias, lo que ha determinado unos comportamientos económicos, políticos y sociales que impactan de manera negativa el bienestar de muchos países y pueblos en el mundo. Debido a la política neoliberal, se han afianzado las leyes del mercado, los procesos de oferta y demanda, que han conducido a la producción y al consumo desmesurado de mercancías, lo que ha amenazado al equilibrio del planeta como hábitat vital, cuya consecuencia, entre otras, es la puesta en riesgo de diversas especies naturales, incluida la especie humana.
Sobre la base de estas condiciones geopolíticas, se advierte el remozamiento de ideologías autoritarias que propenden por la desaparición de los sistemas democráticos y las libertades individuales y colectivas, poderes omnímodos y violentos orientados a garantizar el afianzamiento de las políticas neoliberales, mediante la exclusión y la opresión de los saberes y las voces defensoras de la condición humana en su complejidad, de la convivencia endógena y exógena de los pueblos y de los vínculos de dignidad y de respeto que el ser humano debe establecer con el planeta. Expresiones de esos saberes y esas voces se reflejan en el arte y la cultura, razón por la que muchas de sus creaciones son negadas, silenciadas y condenadas al margen.
Uno de los riesgos que se cierne sobre las artes y las culturas consiste en su cosificación, dado que, para la política neoliberal, debe extirparse su carácter de humanidad y reducirse a su condición de mercancía, de modo que sean absorbidas por las leyes del mercado. Y la literatura no escapa a este proceso de cosificación y de degradación, puesto que su razón de ser, en cuanto creación estética, expresa lo humano del ser y lo primigenio y profundo de los pueblos y de las comunidades, al tiempo que es asediada por la oferta y la demanda, cuyas leyes la prefieren banal y aséptica.
De la actual condición de la literatura se desprende un conjunto de problemas, algunos de los cuales serán abordados por el I Congreso Internacional de Literatura.
1. La literatura como resistencia en la estructura Saber-Poder. La naturaleza semántica de la palabra resistencia tiene un asiento histórico que, para el caso de la literatura, se sitúa en los tiempos en que los escritores y sus obras han padecido el asedio de los poderes omnímodos y dogmáticos, como los embates de la iglesia y las imposiciones del el utilitarismo y el pensamiento racionalista radical, entre otros. Por ello, el fenómeno de la resistencia es en sí mismo dialéctico, pues permite la emergencia de nuevos discursos literarios, toda vez que, al defenderse o impugnarse un concepto o categoría a merced de las transformaciones culturales, sociales y políticas, se configuran nuevas miradas sobre la realidad. Es decir, la literatura es resistencia desde su natural entereza que le permite soportar las contingencias históricas, actitud que comparte con el arte mismo.
En la estructura saber – poder, donde el poder ejerce un control sobre el saber, las literaturas pueden confrontar a los poderes desde discursos literarios de carácter quínico-político, tendientes a desenmascarar el poder, reivindicar la vida, la libertad, la justicia y la autodeterminación de los pueblos, pero también, desde la reflexión y la creación a partir de zonas de frontera de sujetos o tópicos que no tienen una amplia discusión en la cotidianidad, como las problemáticas ambientales y los peligros a que se ve expuesto hoy el planeta. Esta literatura en resistencia se ve inmersa en las tensiones entre la política y la estética.
Sin duda, uno de los aspectos en que se advierte la estructura saber – poder lo constituye la industria editorial. Muchas editoriales en el mundo tienden a publicar y promocionar una literatura de carácter aséptico y banal, respondiendo a unas políticas de censura frente a las creaciones literarias que asumen una posición política frente al poder vigente. Tales políticas bordean el extremo de proponer y ejecutar “correcciones” de los textos ya publicados para hacerlos menos “ofensivos” a la sensibilidad del lector, política que, por supuesto, tiende a afectar las obras que buscan llegar al lector. Frente a estas políticas, pervive aún el libro como soporte físico que se niega a desaparecer, editoriales de carácter popular y pequeñas empresas editoriales locales y regionales que publican y promocionan la literatura excluida.
Otro factor de resistencia importante lo constituye la llamada Inteligencia Artificial (IA). El poder, en su ejercicio cotidiano de sometimiento a los individuos y a las comunidades, ha hallado en la Inteligencia Artificial una manera de decretar la muerte del arte y la literatura, en el sentido de creer y pregonar que este tipo de tecnología reemplaza al artista en la creación de los objetos estéticos. A partir de allí, es necesario abrir el debate acerca de lo estético-literario, en relación con la esencia de la literatura, el sentido de la creación y su relación con el mundo y con el mundo humano.
2. La literatura como diversidad y representación. La literatura contemporánea enfrenta el desafío de reflejar la diversidad de voces, las culturas y las experiencias en la sociedad actual. Es relevante examinar cómo los escritores abordan en la actualidad la representación de las diversas identidades étnicas, raciales y de género, las orientaciones sexuales y las discapacidades, considerando que estas nuevas realidades se abren paso hacia una presencia activa en el mundo y que, por ello, determinan la percepción de la literatura y su impacto en los lectores.
Resulta interesante rastrear en distintas propuestas literarias el malestar o desacuerdo frente a las formas estéticas acostumbradas al momento de abordar fenómenos sociales, culturales y políticos vetados por las estructuras de poder: Iglesia y/o Estado, por ejemplo. La literatura trans, por caso, viene mostrando una desbordante variedad de posicionamientos y aperturas de modos poéticos al revisar y entender a quienes rompen con los paradigmas y estatus, de lo que debe ser un hombre o una mujer como sujeto social y político. Asimismo, las escritoras identifican ahora nuevas voces feministas, transgresoras incluso de su propia tradición, para revelar o desenmascarar no solo los acostumbrados abusos del orden patriarcal sino también otras formas de control y menosprecio de lo femenino.
De igual manera, la enfermedad es un tema que se establece como eje estético para comprender desde la corrupción psíquica y corpórea individual el cuerpo social enfermo. “La diversidad”, en fin, busca ser un sintagma abarcador de las apuestas literarias que se proponen dimensionar, desde una sensibilidad estética contemporánea, temas, realidades, problemas y tensiones en torno a lo que se sale de lo “normal” aceptado, para ordenar y dar sentido a aquello “ajeno” que también nos pertenece como sociedad de hoy, aquello diverso, y hasta abyecto, que nos constituye como sujetos planetarios.
3. La literatura y la tecnología digital. En un mundo que se caracteriza por la creciente presencia de la tecnología digital y las plataformas en línea, la literatura se enfrenta a los problemas de la forma de la creación estética, la distribución de los objetos estéticos y el vínculo con los lectores. Es un momento en que las fronteras de la creatividad literaria se amplían, toda vez que los pensamientos, los entornos, las acciones y las relaciones, se tornan modulares, atemporales, veloces y sin espacio físico.
Es decir, cambia el arte de escribir y cambia el texto mismo, de modo que surgen nuevas posibilidades para la creación literatura: la ficción en red, la ficción interactiva con más elementos de juego y la ficción tridimensional inmersiva, con sus artefactos culturales. Al respecto, a partir de una estructura lógica, de contenidos y formas, los medios digitales proponen innumerables posibilidades de yuxtaposición textual, de narrativas abiertas, de pluralidad, de emocionalidad, de ruptura de linealidad, de desmitificación del canon, de democratización del arte, de interactividad y de escritura colaborativa.
También plantea problemas acerca de la reconfiguración de los géneros literarios actuales, su adaptación a los formatos digitales y la irrupción de géneros nuevos, y en aspectos como la escritura colaborativa, la publicación independiente, el acceso a las obras y, por supuesto, la experiencia de lectura en los nativos digitales.
4. La crítica en los estudios literarios. El ejercicio de crítica sobre el texto literario es una acción que se ejerce a partir del diálogo que entabla el lector con la obra, una suerte de encuentro en el que el tiempo y el espacio -próximo o lejano- se diluyen gracias al lenguaje que los vincula. Tal cruce de horizontes, como lo califica Gadamer (1977) es muestra de la interminable relación de sentidos y las diferentes posibilidades de leer la literatura que a lo largo de la historia la sociedad ha podido construir. No en vano las obras representativas del periodo clásico de la cultura griega, el Renacimiento, la Modernidad y la contemporaneidad, aún guardan vigencia como creaciones artísticas susceptibles de ser estudiadas a partir de diferentes concepciones teóricas que perciben la obra desde su carácter inmanente o como el síntoma de la época.
Preguntarse sobre las preocupaciones de la crítica literaria es reconocer parte de las formas en que la recepción valora la producción artística. De allí se desprenden interrogantes como: ¿Qué temas preocupan a la crítica literaria actual? ¿Qué procedimientos teóricos y metodológicos guardan vigencia y qué otros han surgido? ¿Cuáles son los géneros literarios que causan mayor atención?
5. El lugar de la literatura en la academia. A lo largo de la historia, la literatura ha sido un pilar fundamental para la formación humana y la constitución de las culturas. Sin embargo, en las condiciones impuestas por el modelo neoliberal, la literatura en la escuela ha perdido su carácter pedagógico, en cuanto formación, para caer en la degradación utilitarista y la banalidad pragmática.
En el currículo actual, la literatura aparece reducida a sus estructuras, escindida y apartada del saber y el entendimiento. En el aula, la literatura es objeto de métodos explicativos, mediante esquemas y matrices, tendientes a los datos y a los resultados de corte analítico. Los currículos, trazados desde políticas gubernamentales, explotadas a su vez por la industria editorial, establecen los cánones escolares, los métodos, los procedimientos y los resultados en el abordaje del hecho literario.
Se trata, entonces, de pensar en nuevas formas pedagógicas que le devuelvan el lugar a la literatura en la escuela, a partir de la literatura en su carácter formador de los individuos, los pueblos y las culturas.
Ponencias
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Asistentes $ 50.000
Asistentes Universidad del Tolima $ 30.000
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